Bisang y su pasión por «hacer sonar las maderas»
“Maderas que suenan” es el lema con el que Marcelo Luis Bisang viene desarrollando su trabajo hace muchos años, en la localidad de Humboldt, provincia de Santa Fe. Aprovechamos su visita a Misiones para interceptarlo, atraídos por una historia de pasión, amor a la madera… y quizás un toque de eso que llaman suerte.
En efecto, este santafesino (aqui su instagram) llevó su amor por la madera a la concreción de MLB, su marca de instrumentos de percusión, sobre todo cajones peruanos y cajas africanas. Todo en los espacios de tiempo que le deja su trabajo en el banco y luego la dinámica de su taller de carpintería, especializado en pisos y tirantes. Es que un día de 2003 -sin buscarlo-, sus cajas comenzaron a ser recomendadas entre artistas de primer nivel.
En agosto de 2021 pasó por Misiones para asesorar sobre confección de instrumentos al Ministerio de Cultura de la Provincia y dar una charla abierta. En esa oportunidad pudimos escuchar su historia.

Su lugar en el mundo es un pequeño taller a 40 km de ciudad de Santa Fe. Desde la mínima localidad de Humboldt, Bisang trabaja con músicos de todo el país, como ser Fernando Solís, percusionista de los Hermanos Núñez, con Chacho Ruiz Guiñazú, Colo Belmonte y muchos más. Todo se inició casi por casualidad, en el año 2003.
Una proyección que nunca imaginó
Si le preguntan a Bisang cuándo empezó su pasión por la madera, se remonta a su infancia, a un abuelo y un tío carpinteros. A jugar en la carpintería del pequeño pueblo de Humboldt, oler maderas y hacerse sus propios juguetes. “La madera me fascina, de eso puedo hablar horas”, asegura. En esas búsquedas de madera, hasta hace poco venía regularmente a Misiones a comprar maderas a Puerto Esperanza. “Para conocer hay que ir a las bases”, afirma.
Por supuesto, tuvo y tiene carpintería, donde se dedicó a hacer muebles y tirantes… A la par que es empleado del banco Nación. De lunes a viernes, de 7 a 15 trabaja en la localidad de Esperanza, a 15 km de su casa. Después de almorzar, entra a su taller. Pero su historia sencilla da un giro formidable en el año 2003…
“Tenía un amigo músico que me pedía que le haga cosas sonoras, y me exigía: que suene así, que suene asá. Yo buscaba darle el gusto”. Ese amigo actuó en el Festival de Cosquín del 2003, donde se cruzó con el Chango Spasiuk, que le preguntó quién le había hecho esos instrumentos. Chango justo andaba queriendo volver al ‘sonido original’, poner más maderas en su banda e ir reemplazando la batería.


Y así comenzó todo. Chango lo llamó y comenzó a pedir cosas y el carpintero devenido luthier se fue ingeniando en la forma de hacerlas. “Yo no soy músico, pero me guío por mi oído y sé cómo hacer que algo suene de tal o cual manera”, asegura. Así, sin buscarlo, Bisang comenzó a ser reconocido y solicitado por músicos de distintos lugares e incluso de otros países. “Yo hago instrumentos personalizados. Me gusta conocer al interesado, porque en función de eso trabajo”. Si bien Bisang se formó con prueba y error, reconoce que aprendió mucho del ingeniero Amílcar Gilbert, sonidista de Chango y profesor de la UBA.
Hoy se especializa en cajas peruanas. “Descubrí que como el cedro misionero no hay para hacer instrumentos. Probé muchas maderas, y cedro brasilero y paraguayo. Pero como el de Misiones no hay”, asegura.
Para escuchar su testimonio
La charla -que compartimos en el programa de radio «El Centésimo MONO»- la tuvimos en agosto de 2021. Allí, Marcelo cuenta su historia, matizada con anécdotas sobre maderas, cosas de pueblo y el don de sacar sonidos de la madera aún sin saber nada de música.
Escucha la nota en dos partes
